Opinión

Accidente en Juan Fernández: la tragedia de nuestros medios

Por ~ Publicado el 8 septiembre 2011

“Lejos de hacer una crítica al duro trabajo de quienes tuvieron algún contacto con los fallecidos y fueron amigos o colegas en alguna ocasión, pretendo mostrar lo crudo que puede parecer para el televidente o para el lector del periódico la información cuando esta es “editorializada” por criterios poco prudentes y bastante inescrupulosos”.

El frontis de TVN acogió las muestras de afecto de la ciudadanía | Foto: Eduardo Llanquileo, Flickr

Los últimos días los medios nacionales han estado conmocionados con la noticia del avión de la FACH que se estrelló en el Archipiélago Juan Fernández el viernes recién pasado. El accidente resultó fatal para los 21 pasajeros que se encontraban en el vuelo (miembros de TVN, FACH, Consejo Nacional de la Cultura y Desafío Levantemos Chile) desapareciendo así entre los rostros más conocidos Roberto Bruce, notero del Matinal Buenos Días a Todos, Felipe Camiroaga, animador del espacio, y Felipe Cubillos, director de Levantemos Chile.

Pero más allá de lo dramáticas que han resultado las informaciones que se han ido recabando sobre el impacto del avión en el mar, lo que llama la atención es cómo ésta ha sido dada a conocer por los medios de comunicación, tanto televisivos como escritos.

Lejos de hacer una crítica al duro trabajo de quienes tuvieron algún contacto con los fallecidos y fueron amigos o colegas en alguna ocasión, pretendo mostrar lo crudo que puede parecer para el televidente o para el lector del periódico la información cuando esta es “editorializada” por criterios poco prudentes y bastante inescrupulosos.

Es evidente que la televisión es un medio penetrante y eso quedó clarísimo en la reacción que han tenido cientos de televidentes que veían a Camiroaga y los suyos por las mañanas. La reacción de la dueña de casa que no tiene otro compañero que el legendario programa de televisión no es cuestionable, sino, por el contrario, demuestra que el objetivo del programa como producto (en el buen sentido de la palabra y sin querer sonar frío) ha dado resultado porque el rostro fue empático con la gente y logró desayunar con la señora sola, que encuentra en la televisión al gran amigo, o al hijo que nunca tuvo.

Esa ha sido la misión del Buenos Días A Todos y la ha logrado cumplir. Por el contrario, la misión de los periódicos y noticiarios no es formar empatía con nadie, sino comunicar dejando emociones de lado y respetando la ética sin salirse del marco de respeto en el caso de tragedias terribles como esta.

“La misión de los periódicos y noticiarios no es formar empatía con nadie, sino comunicar dejando emociones de lado y respetando la ética sin salirse del marco de respeto en el caso de tragedias terribles como esta”.

Independiente de medios como TVN —donde la conmoción era entendible y la manera en que llevaron a cabo el trabajo fue realmente admirable—, periódicos como La Tercera, LUN y canales como Chilevisión, rompieron con esa ética que debe ser cuidada por todo medio en momentos como estos, para no obstaculizar trabajos de investigación y, obviamente, no caer en el maldito amarillismo que rodea las cabezas de los editores cual fantasma para así poder sacar aunque sea un pequeño provecho de la calamidad.

La Tercera mostrando fotos de las bolsas con los restos de los cuerpos, Chilevisión junto a Iván Nuñez mostrando como las mismas bolsas eran llevadas al avión que las trasladaría a Santiago, sumado a la portada de LUN del sábado 3 de Septiembre recién pasado que no dio la la luz y que rezaba: “El Ultimo viaje del halcón”, sin que aún hubiera una información fidedigna ni se hayan encontrado los primeros cuerpos.

Ese tipo de periodismo es el que, lamentablemente, abunda en nuestro país y busca calar hondo en nuestra sensibilidad (y buscando así el amarillismo), sin pensar en la prudencia que debe haber de parte de quien entrega una noticia luego de investigarla y chequearla en reiteradas oportunidades. Periodistas destemplados frente a la pantalla buscando que uno suelte la lágrima y editores que bordean lo burdo pensando portadas obscenas y sensacionalistas es lo que hemos visto en estos últimos días, sin que se respete así a los lectores y a los televidentes y a las familias de las víctimas, al no dejarles momentos de respiración profunda, con tal de lograr el impacto, la reacción fuerte, esa que lo lleva a mantenerse en el canal, a comprar de inmediato el diario o a visitar el sitio en reiteradas ocasiones.

Frente a este periodismo, simplemente nos queda preguntarnos una y otra vez quienes están detrás, cuales son sus objetivos y en donde está la prolijidad que debe darse a cierto tipo de información. Tal vez la respuesta nunca la encontraremos y seguiremos escribiendo textos que se cuestionen la naturaleza “valórica” de nuestros medios de comunicación no porque no sepamos, sino porque nos interesa repetir estos cuestionamientos con tal de lograr aunque sea una pequeña reacción de quienes ponen una y otra vez la portada innecesaria rompiendo toda regla que tenga que ver no solamente con el periodismo, sino también con el sentido común, ese que parece faltar cada vez más entre quienes nos “informan”.

No se puede seguir permitiendo que ciertos medios manipulen los sentimientos y la sensibilidad de quienes consumen estos. No puede ser que haya medios que digan cuando uno debe llorar, meditar o reír, porque sino todo avance en materia de desarrollo estaría siendo botado por la borda. Hay que darle a los medios de comunicación la importancia real que estos tienen y tomarlos como tales y así tal vez estos en el futuro no saldrán con chambonadas como las que hemos podido ver últimamente.


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