Entrevistas

Cristian Arcos: “El periodista deportivo es el periodista más mal mirado junto con el de farándula”

Por ~ Publicado el 24 octubre 2014

No le molestan los desmentidos ni se siente “parlante” de las voces oficiales. Piensa que un periodista puede ser hincha bajo ciertos parámetros y compara el palo de Pinilla con el penal de Caszely. Minuto 119. La historia no oficial de la Roja en Brasil 2014, es el primer libro de Arcos que, antes de pisar suelo carioca, nunca pensó en escribir.

Foto: Pablo Baeza Contreras

Foto: Pablo Baeza Contreras

El 28 de junio de este año Cristián Arcos quedó congelado. Con las manos en la nuca y el rostro petrificado, se mantuvo varios segundos en esa posición hasta que comprendió lo sucedido.

El choque de la pelota Brazuca contra el travesaño del arco que custodiaba Julio César es la portada de Minuto 119. La historia no oficial de la Roja en Brasil 2014, el libro de Arcos publicado en septiembre que reúne anécdotas, crónicas y datos poco conocidos de la actuación de Chile en el Mundial. Anécdotas, como las votaciones organizadas por Gary Medel para elegir quién era el más chistoso y el con mayor arrastre entre las mujeres; salió segundo en ambas. Crónicas, como cuando echaron a Claudio Bravo de las inferiores de Colo Colo, la pelea entre el cuerpo médico y el técnico por Arturo Vidal, o cuando Jorge Valdivia preguntó cómo podía renunciar a la selección. Datos poco conocidos, como la renuncia de Sampaoli a horas de perder con Brasil, o los participantes del supuesto acto de indisciplina en una tarde libre sabida por todos.

A pesar de ver fútbol desde los tres años, de cubrir los Mundiales juveniles de Argentina 2001, Holanda 2005 y Canadá 2007, de reportear para el Mundial de Alemania 2006 y los Juegos Olímpicos de 2012, y de ser editor de Deportes en Chilevisión y comentarista de las radios ADN y Futuro, lo sucedido ese 28 de junio fue algo nuevo para él.

Nunca antes se había quedado congelado. Nunca antes la selección estuvo tan cerca de eliminar a Brasil en un Mundial. Nunca antes había escrito un libro. Y nunca antes lo habían entrevistado por ello.

“PINILLA PUEDE HACER 500 GOLES POR LA SELECCIÓN Y VA A SER MÁS RECORDADO EL PALO EN EL ÚLTIMO MINUTO”

Minuto 119 es la primera publicación sobre la expedición de la Roja en Brasil 2014. ¿Tenías en mente escribir el libro antes de comenzado el mundial? 
No. Yo tengo una manía para reportear y es que anoto todo. Y cuando empecé a despachar para Chilevisión o para las radios había un montón de material que, o no lograba incluirlo en las notas, o no lograba desarrollarlo. Y sentía que el formato libro encajaba perfecto para contar con más detalles una historia. Cuando Chile le ganó a España yo tenía más o menos decidido escribirlo. Y cuando Chile perdió con Brasil, por  todo lo que significó la derrota, por cómo nos sentimos los que estábamos allá, ahí me convencí que el libro tenía sentido.

—¿Cómo fue el reporteo para este libro? La Selección no se caracteriza por su apertura a la prensa. 
El tema del reporteo es bravo porque los niveles de acceso son pocos. Por suerte existen plataformas tecnológicas, como WhatsApp y Facebook, que te permiten una “charla” con algún jugador, en off por cierto. Ese es un punto. El otro: mucho nivel de observación. Yo soy bien majadero. Cuando ando reporteando, si están todos mirando para allá yo me doy la vuelta por el otro lado. También hablé con dirigentes, con funcionarios, con gente que trabajaba en Toca Da Raposa que eran brasileños, con colegas que  se enteraron de algún dato que el resto no sabía. Siempre estoy muy pendiente de  lo que sale en los otros medios. Había un poco de todo, pero efectivamente es más difícil que antes reportear a la selección.

—¿Cómo se vivió el veto a El Mercurio en Toca Da Raposa II?
Siendo sincero, yo no me di cuenta. Porque estábamos todos afuera de Toca Da Raposa y, cuando se abrían las puertas, se producía una especie de avalancha humana para entrar a la sala de prensa. Estaba tan lleno que uno no se daba cuenta si faltaba este o este otro. Cuando salí me cuentan que a Enzo Garrido no lo dejaron entrar. Ahí me acerqué a hablar con él y me contó que fue por la foto del asado de la selección. No es que sea gremialista, pero soy muy de la idea de los anti vetos, por lo que le propuse decir algo en la radio. Le pregunté si lo podía entrevistar y me dijo que no porque en el diario estaban viéndolo de manera interna.

“El fútbol y el rock son los grandes movilizadores del siglo XX. No hay otra actividad humana que, de un día para otro, te reúna 80 mil personas”.

—¿Por qué Sampaoli habla tanto con medios extranjeros y no así con los chilenos?
Porque es argentino.

—¿Los argentinos son así?
Sí. Yo tengo dos teorías. Una que los argentinos son muy pro de ellos mismos. Los futbolistas argentinos hablan con los medios argentinos. Y la  otra es que Sampaoli nunca dirigió en su país. Para él es un tema pendiente el reconocimiento argentino, de sus pares y del público en general. Nunca fue futbolista, que es otro tema que le pesa en su forma de trabajar. Entonces, él también quiere hacerse notar como técnico argentino que es.

—Eso sí, ¿crees que ha cambiado su lógica con los medios de comunicación? ¿O la mantiene?
Yo creo que la mantiene. Él no es anti medios como Bielsa Yo creo que él trata de mantener una relación distante pero con cierta regulación. Bielsa no. Bielsa era: ustedes son enemigos del fútbol. Ustedes no saben nada y su profesión es anti futbolística, anti esencia del fútbol. Siento que Sampaoli no cree eso.

—En el capítulo “La noche más oscura”, relatas la supuesta indisciplina de un grupo de seleccionados en un horario libre otorgado por el cuerpo técnico. Supuesta, porque Sergio Jadue explicó que en sus ratos libres los jugadores podían hacer lo que desearan, además de que volvieron antes de las 00:00, como se había establecido. ¿Es para ti indisciplina? 
Esa es la pregunta. Acá hay un tabú grande que tiene que ver con que en los campeonatos grandes, en todos los equipos del mundo, cuando les dan libre a los jugadores en las concentraciones es para que salgan a huevear. Que destapen la cabeza, la mente, el cuerpo, que destapen lo que quieran. Si me preguntas a mí, si a ti te dicen vuelve a tal hora y vuelves a tal hora está bien. Lo que haga una persona en su tiempo libre no es que me dé lo mismo, pero creo que sería meterme en algo que no me compete. No creo que alguien que salga no entienda que está defendiendo la camiseta de Chile.

—En el libro escribes: “Lo bueno del fútbol es que nunca es sólo fútbol. Es tu historia. Tu biografía”. ¿Qué le responderías a alguien que opine lo contrario? Que es sólo jugar a la pelota. 
Yo lo respeto, pero a mí me gusta el fútbol por eso, porque nunca es sólo fútbol. ¿Cómo le explico a mi hijo que a mí me gusta Curicó? ¿Por qué te gusta Curicó? ¿Hay ganado algo? No. ¿Vas a ganar algo? Tampoco. ¿Tienes jugadores en la selección? No. ¿Jugaste en primera? No. ¿Tienes hartos hinchas? Tampoco. No tiene sentido. Para mí el fútbol y el rock son los grandes movilizadores del siglo XX. No hay otra actividad humana que, de un día para otro, te reúna 80 mil personas. No hay. Una actividad donde tú te sientas al lado de un desconocido que es tu hermano noventa minutos o las dos horas que dura el recital.

—¿Es Chile un país futbolizado?
Nada. Cero.

—¿En qué queda demostrado?
Mira las asistencias a los estadios. En Chile, medios de comunicación exclusivamente dedicados a deportes hay muy pocos. Tiene que ver con una cosa cultural. No somos un país donde la cultura deportiva sea importante. No somos un país deportivo y tampoco somos un país futbolero. El periodista deportivo es el periodista más mal mirado junto con el de farándula.

—¿Por qué crees que son mal mirados los periodistas deportivos?
Primero, porque hubo mucho muy malo durante harto tiempo. Y dos, porque hay un prejuicio heavy contra el deporte como actividad. Una cosa cultural. Hay un prejuicio contra la actividad y contra el periodista deportivo: que es ignorante, que pega puros goles y que sólo habla de fútbol. Es un prejuicio. En otras áreas también hay periodistas ignorantes. El concepto “periodista deportivo” me carga. Nosotros somos periodistas. Cubrimos deportes, pero como cubriríamos cine, como cubriríamos política. Cuando presentan a (Fernando) Paulsen no le dicen periodista político.

—Tras la publicación de este libro, ¿has conversado con los protagonistas de esta historia? Dirigentes, cuerpo técnico, jugadores. 
Con algunos. Con jugadores no he podido.

—¿Cómo han sido las reacciones?
Cero desmentidos hasta el momento, lo que es un récord en un libro de deportes.

—¿Esperabas algún desmentido?
No. Esperaba que se enojaran y que al enojarse se desmintieran algunas cosas que yo sé que son verdad.

—En unos años más, cuando los 23 protagonistas de Brasil 2014 estén retirados y la generación que vio el partido sea más vieja, ¿cómo crees que será recordado el tiro al travesaño de Mauricio Pinilla?
Yo creo un poco como es hoy día el penal de Caszely. Como esas imágenes que te marcan épocas. Pinilla puede hacer 500 goles por la selección y va a ser más recordado el palo que le metió a Brasil en el último minuto del Mundial. Pasa con Caszely, metió 120 goles y se acuerdan más del penal, lo que es súper injusto.

“NO ES MALO SER HINCHA, LO QUE SÍ ES MALO ES PONERLO POR SOBRE EL PERIODISTA”

—¿Cómo ha sido la experiencia de cubrir eventos deportivos de talla mundial?
Entretenido por montones. Me ha tocado cubrirlos de diferente manera, lo que yo creo que a uno como periodista te hace crecer. Me han tocado eventos sin derechos de transmisión, lo que hace que la cobertura sea totalmente distinta, poniendo el foco en otras cosas. Yo siempre molesto a los colegas: “¿se imaginan si Mega tuviera derecho a los asaltos, nosotros a las catástrofes naturales y Canal 13 a los escándalos políticos? En deporte es así”. Yo tengo derecho a los goles, tú tienes derecho a la Selección, tú al tenis y el resto queda afuera del estadio.

—Danilo Díaz ha dicho que algunos periodistas deportivos son hinchas antes que periodistas. ¿Lo crees así?
Depende. Yo creo que no pueden ser distantes del fenómeno deportivo. El periodista deportivo tiene hartas cosas malas pero tiene una que es muy buena: le gusta mucho el deporte. No le da lata ir el domingo a las ocho de la noche a un partido ni ir al aeropuerto a las seis de la mañana porque llega Bravo, que a lo mejor no le habla. Entonces uno podría decir que si guardas cierta distancia no tendrías por qué ser así. Yo creo que Danilo se refiere al momento en que se nubla la razón. Cuando uno pone lo hincha sobre lo otro, cuando piensa que Chile puede ser campeón del mundo. No es malo ser hincha, lo que sí es malo es ponerlo por sobre el periodista.

—Fuiste parte de la reunión que hizo Jorge Sampaoli con periodistas en Juan Pinto Durán. En ella se prohibieron las cámaras y grabadoras, pero no que el contenido se expusiera. ¿Fue una instancia periodística esa reunión?
Depende de cómo uno lo tome. Por cómo se dio, yo siento que sí. Porque Sampaoli nunca dijo “de este tema no me pregunten” o “les voy a contar algo pero no lo digan”. Y en mi caso me calzó perfecto porque fui a reportear. Para mí fue periodística. Si la reunión hubiera sido totalmente en off yo no iba. Si en la reunión tal tema no se tocaba, yo no iba. O si esto queda aquí y no sale de acá, tampoco.

“Hay un prejuicio contra la actividad y contra el periodista deportivo: que es ignorante, que pega puros goles y que sólo habla de fútbol. En otras áreas también hay periodistas ignorantes”.

—¿Lo ves como una elitización del reporteo: unos cuantos elegidos pueden hablar con el DT?
Sí.

—¿Y por qué crees que sucedió? ¿Porque eran rostros?
Sí, porque eran editores y había rostros. Si yo fuera sólo reportero y no editor seguramente no me habrían llamado. Lo otro es que no querían hacer una conferencia de prensa. Ahí tengo un rollo un poco con los colegas. A mí me gustaría que los jugadores y técnicos hablaran siempre pero, si no hablan, siento que están en su derecho. Les hace bien hablar, es parte de su pega, pero si no lo hacen yo no me sulfuro.

—¿Es viable un periodismo selectivo?
Depende de cómo lo tomes. Si usas eso para tu medio se puede hacer. Pero yo no lo hice para mí solamente. Yo hice una nota para mi medio y saqué datos para el libro, pero yo no me guardo secretos. Ahora, si otros lo hacen, que seguro que lo hacen, me parece muy mal. Si me hubieran dicho “esto te lo cuento a ti pero de aquí no sale”, no voy.

—Juan Cristóbal Guarello fue invitado a la reunión pero justificó su inasistencia por una decisión personal, ética. Y que coincidía contigo en que los periodistas no estaban para ser parlantes, pero tú igual asististe a la reunión. ¿No fuiste parlante igual?
No, porque para mí ser parlante es como decir “ah, la voz oficial me dijo esto, esto es”. Qué mejor que me lo diga la voz oficial. Chucha, de repente la voz oficial es la peor. Si la historia del mundo fueran las historias oficiales no se habría descubierto América. Yo respeto que Juan Cristóbal no haya ido, es una cuestión personal y no creo que él lo tome a mal con los que fueron, si no básicamente con lo que se hacía con la información. Es como tú la manejas lo que marca un poco la diferencia.

—¿Se hizo periodismo en esa reunión?
Yo sí. Y vi que varios también. No puedo hablar por todos porque algunos son más comentaristas que otra cosa.

—¿Y si Sampaoli desmentía algo?
A mí el desmentido nunca me ha complicado mucho la vida. Me tocó reportear la quiebra de Colo Colo y publicábamos aquí en el canal. Hasta querella nos tiraron encima. Y quebró tres meses después. El desmentido es incómodo, pero cuando sabes que lo que dices está bien respaldado no complica. Como le dije una vez a Peter Dragicevic, “si usted quiere me dice pesado, feo, tonto, gordo y leso, pero mentiroso no. Dígame lo que quiera pero mentiroso no”.

—¿Qué opinión te merece la discusión entre Felipe Bianchi y Juan Cristóbal Guarello con respecto a este tema?
Yo soy amigo de los dos y tengo una admiración profunda por sus trabajos, pero me parece que lo que hicieron fue una pelea de egos total y ellos lo tienen súper claro. Estuvieron pésimo desde mi punto de vista, porque el periodista nunca es noticia.

—¿No tomas parte por alguno con respecto a los argumentos?
Es que los argumentos eran tonteras.

—Pero los relacionados con el periodismo. Por ejemplo, la acusación a Guarello de que  se juntaba con dirigentes de Blanco y Negro casi como si fueran amigos. 
Es que no sé si se junta con ellos. No tengo idea. Y si lo hace para reportear me parece bien. Si se junta con los tipos y después les pega palos lo encuentro perfecto: lo grave sería que se juntara y después no les pegara.

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