Entrevistas

Eduardo Arriagada: “La gente no paga por un grupo de noticias, paga por experiencias”

Por ~ Publicado el 1 julio 2013

El académico de la UC lanza su libro #TsunamiDigital, donde recopila columnas y reflexiones publicadas en la web desde 2008. Conversamos con él sobre la llamada crisis del periodismo, el cambio en el negocio publicitario y la disociación que hay en el mundo móvil con el periodismo. “La gente usa la tableta pero no para medios”, advierte.

Eduardo Arriagada en su oficina en la Facultad de Comunicaciones de la UC. Foto: Patricio Contreras

Eduardo Arriagada, periodista, MBA del Instituto de Empresa de Madrid y académico de la Facultad de Comunicaciones de la UC, es un activo usuario de redes sociales y se ha especializado en la industria informativa, con un particular interés en los diarios. El 2008 publicó Blogs. Medios tradicionales y nuevos medios en el Chile 2.0. (Catalonia) y cinco años después es el turno de #TsunamiDigital. El nuevo poder de las audiencias en las redes sociales (ebooks Patagonia), donde reúne textos publicados en los Blogs UC, en el periódico El Día y en su cuenta de Tumblr.

El título #TsunamiDigital, dice su autor, esconde el verdadero foco de su contenido: la importancia actual de lo social —no sólo en el periodismo sino que en cualquier ámbito del entorno digital— y cómo ha remecido las redacciones de los medios de comunicación.

En una de las reflexiones del libro, escrita en 2010, se lee: “Las prácticas periodísticas están en crisis tanto por la debilidad del modelo de negocio como por la natural pérdida de percepción de autoridad en este nuevo escenario”. Tres años después, volvemos a formular la pregunta.

—¿Qué debemos entender hoy por “crisis del periodismo”?
La profesión periodística tenía como gran ventaja que nosotros controlábamos la distribución de mensajes, teníamos acceso a más información y éramos capaces de distribuir mensajes. Esas dos cosas ya no son nuestras. Hasta ahora nos enfrentábamos con una audiencia —yo uso la imagen de “echada en un sofá”— que oía lo que nosotros decíamos. Y ahora esa audiencia se incorpora y reacciona a nuestro mensaje en directo, con otra gran ventaja: la audiencia, hoy con la ayuda de otros, puede hacer masivo un mensaje, bypasseando a los medios. Los periodistas perdimos una ventaja competitiva y que nos daba mucha fuerza.

“Para mí la verdadera crisis del periodismo no viene por los medios sociales ni por internet. Viene por la publicidad”.

—Paralelo a este poder de las audiencias emergen actores —Google, Facebook, entre otros— que logran “administrar” mejor el fenómeno. ¿Eso también contribuye a la crisis?
No lo había pensado por ese lado. Una de las cosas a las que le he dado vueltas es que se está produciendo un fenómeno de mucha mayor concentración que el que había antes. La ventaja es que los concentradores de hoy no tienen líneas tan definidas como tenían los medios anteriores. En los años noventa el New York Times era relevante; hoy es Facebook. Pero no tienen nada que ver porque el NYT tiene una línea editorial, Facebook es tu abuela, tu mamá, yo. Hay mayor heterogeneidad en los nuevos concentradores; son mucho más neutros —no totalmente— a lo que era un medio de comunicación tradicional. Intervienen menos en la línea editorial de la experiencia.

—Eso en términos de contenido. ¿Y si hablamos de su rol en la publicidad? ¿También contribuyen a la crisis?
Lo de la publicidad creo que es distinto. Para mí la verdadera crisis del periodismo no viene por los medios sociales ni por internet. Viene por la publicidad. Y es una crisis que venía incubándose desde 1960. El problema es que la gente estaba expuesta a una cantidad tan grande de mensajes que empezó a saturarse. La apuesta de Google fue enfrentar eso y decir ‘vamos a hacer sólo publicidad eficiente’. Entonces llega al extremo de cobrar solo por los clics y con eso creo que, en el fondo, se cargaron la publicidad digital.

—¿”Pasó la vieja” para los medios?
Más que pasó la vieja, Google, como gran dueño del mundo desktop, destruyó la publicidad, destruyó el negocio.

—Pero publicidad sigue habiendo.
Pero no digital… es muy chica, no es relevante. Hoy en día cobra mucho mejor en publicidad El Mercurio que Google en términos de valor. Y la gente sigue pagando, porque paga por una especie de patrocinio, no paga por clic. La publicidad dejó de ser relevante. Y ellos —Google, YouTube, Yahoo, Facebook—, esos grandes concentradores de audiencia, pueden cobrar ese poquitito y funcionan. La audiencia no la construyen por contenido, la construyen por herramientas que no tienen costos incrementales. Tienen el buscador y si entran mil personas o diez mil les da lo mismo. Mientras que para construir audiencia periodística tienes que construir historias hechas por personas y eso es muy caro; es una audiencia que no se financia. Todas las páginas web han resultado un negocio ruinoso, porque es mucho más barato construir audiencia con robots, con algoritmos, que construir audiencia con personas que escriben historias. Esas audiencias tan “mal pagadas” valen poco. Si Google —el líder, el mejor, el más eficiente— cobra poco, tú que eres mucho más chico que el líder, ¿cómo vas a cobrar más?

ADIÓS MUNDO ANÁLOGO

Portada de #TsunamiDigital.

—Los tsunamis son destructivos y excepcionales. ¿Cómo caracterizas tú este #TsunamiDigital?
Estamos pasando del mundo análogo al digital y ese paso es irreversible, no hay ninguna posibilidad de que algo análogo sobreviva. ¿Por qué? Por precio. El curso que hacía antes [en la Facultad de Comunicaciones de la UC] se llamaba “Medios” y lo que hacía era ir viendo la evolución de los medios. Y en la historia de los medios siempre se notaba que al final un medio reemplazaba al otro y el otro se acomodaba, cambiaba, mutaba y se acomodaban a la nueva situación y seguían viviendo.

—Había complementariedad.
Sí. El otro medio se especializaba en algo que el nuevo no tenía. Los folletines, esas historias continuas de los diarios, pasaron a la radionovela y después a la telenovela. Y ves los diarios hoy y no hay nada de esa temática, porque se la entregaron a los otros medios que tenían mejor capacidad de administrarla. El diario se especializó en las noticias. En ese fenómeno el medio se salvaba, ningún medio desaparecía. La teoría mía es que con lo digital y lo análogo sí se va a producir un reemplazo total; todos van a tener que pasarse a lo digital. No hay futuro para lo análogo.

“Yo soy muy defensor del cobro. Y ahí tomo una idea que dijo Bill Keller: hay que devolver a la lámpara al genio de la gratuidad”.

—Habrá una extinción, eso es lo que observas.
Sí, en el sentido que los medios van a terminar siendo todos digitales. Pueden tener versiones en papel, pero el core del negocio será digital, esa es la apuesta. Mucha gente dice ‘no, es que para que una revista sea digital tengo que darle una experiencia multimedia, con videos’. Mi teoría es que no, tienes que darle una experiencia tan buena como la del papel. Y en los medios muchas veces van por otros lados: dan un pdf, que sale más barato, que ya lo tienen hecho y le ponen video. Con eso dan la sensación de multimedia pero gastan muy poco.

—En LUN, por ejemplo.
En cualquier diario chileno. En Chile no hay ningún diario que no lo haga de esa manera: La Tercera, Pulso, son todos iguales, puros pdf. Si quieres leerlos tienes que agrandar, achicar. Para mí eso no tiene nada que ver con la experiencia del papel. La experiencia del papel es que tomas y lees, todo aparece del tamaño que necesitas. Un ejemplo de eso es Flipboard. En Flipboard abres The Atlantic y lo que veo está listo para ser leído, no necesito agrandarlo, achicarlo. Está justo al tamaño y la misma tipografía, bien diagramado. Si entras a La Tercera, en cambio, o tienes scroll o tienes el sistema de pdf. Esto [Flipboard] es el mínimo.

—¿Rechazas el scroll como experiencia de consumo de medios?
Esto tiene que ver con el paywall. Yo soy muy defensor del cobro. Y ahí tomo una idea que dijo Bill Keller: hay que devolver a la lámpara al genio de la gratuidad. En las películas típicas Aladino se encuentra con la lámpara, la frota y se aparece el genio y le ofrece mujeres, dinero, poder. Al final Aladino está acachado con el genio, lo mete dentro de la lámpara y se da cuenta de que es la perdición y la tira al desierto para que nadie más tenga la mala suerte de encontrarse con el puto genio. Esa idea, dice Keller, es lo que le pasó a los periodistas con la gratuidad. La apuesta era que íbamos a recibir una enorme cantidad de audiencia. Los diarios siempre tuvieron audiencias restringidas; la televisión y la radio tenían audiencia ilimitada. Con internet los periodistas de diario dijeron ‘nosotros también podemos llegar a las masas’.

—¿Fue una reflexión de los periodistas o de las direcciones de los medios?
Yo creo que se embalaron todos, estaban fascinados con esta idea de llegar a las masas, y empezaron con cuestiones como hacer artículos cortos, bullets, mucha fotografía, mucho slideshow, parrafitos. Todo lo que incentivaba el Search Engine Optimization que en la práctica es como el people meter, hacer lo que quiere la gallada.

—Lo que se está buscando.
¿Cuál es el problema? Que dejaste de atender a tu público, a los que de verdad les interesaba. Como falló la apuesta de la publicidad metiste un montón de gente a la fiesta y no vino con plata. Lo que decía Keller es que el diario se había desenfocado: en vez de concentrarse en las noticias relevantes, complejas, se habían tirado a hacer lo que cualquiera podía hacer sin la necesidad de la redacción numerosa del New York Times. Hacer un slideshow le queda más o menos igual a Terra y a El Mercurio. La gente no paga por un grupo de noticias, paga por experiencias. En su entrevista en la revista Playboy, McLuhan dice que leer un diario es como meterse en una tina de agua caliente, es una experiencia. Si quieres venderle periodismo a alguien tienes que darle una experiencia tan buena como la del papel.

—¿La idea de un muro de pago tiene que estar atada a una buena experiencia de consumo?
Sí. Hoy casi todos los paywalls están cerrando los sitios web y creo que es necesario. Si tienes el sitio web abierto es muy difícil que alguien pague. Incluso es muy difícil que pague por el papel. Por eso quiero matizar la idea de la experiencia, también requiere que haya un cierto contenido de una cierta exclusividad. Y también hay un valor en el papel; cuando compras un libro es rico tenerlo, es un objeto. Por eso creo que para vender un no-objeto, tiene que ser más barato. Y esa es la gracia de Jobs, hizo una experiencia muy buena, pero es mucho más barata la experiencia digital.

MUNDO MÓVIL: ¿DÓNDE ESTÁN LOS MEDIOS?

—¿Cómo ves la situación en Chile? El New York Times ya lleva un par de años con su muro de pago, se dice que en España los principales medios aplicarán la medida.
Se supone que en este semestre se van a tirar los españoles. En Chile ha pasado una cosa divertida: la audiencia se ha metido en estas cosas súper rápido; en este momento hay un millón trescientas mil tabletas, es impresionante. Y no hay ningún medio haciendo cosas para las tabletas. Cada vez le digo a los tipos [de los medios] que hagan una experiencia de tableta y te dicen: ‘es que no hay suficientes tabletas’. ¿Qué está pasando? Que la gente usa la tableta pero no para medios. Y son productos que están totalmente disociados, en vez de ser el lugar donde el medio reencante a la gente —y los jóvenes, por ejemplo, se entusiasmen con leer—, la gente está usando las tabletas para otras cosas.

“Con lo digital y lo análogo sí se va a producir un reemplazo total; todos van a tener que pasarse a lo digital. No hay futuro para lo análogo”.

—¿Influye que, al menos en el hemisferio sur, los medios tradicionales aún gozan de buena salud financiera?
Tiene que ver mucho con eso que estás diciendo. En los países subdesarrollados todavía la prensa tiene capacidad de crecimiento, porque todavía hay gente que se está incorporando al hábito de lectura. No hay ninguna baja o es muy suave. Eso pasa también en China y en India, donde está subiendo la lectoría. Como no hay urgencia y como la vaca lechera es tanto más rentable en papel, están estirando esa cuestión. No apuestan por esto porque tienen miedo de canibalizar lo otro. ¿Qué temor tengo? Se van a morir con el papel si no se pasan al otro lado.

—¿Será un traspaso traumático?
O se van a morir, pueden quebrar. Es lo que pasó en Estados Unidos, los medios están quebrando. En el libro cuento la historia del Chicago Tribune. Era un diario de lujo, precioso, un edificio increíble. Era tan importante el diario que cuando se quemó la ciudad le entregaron la alcaldía al director del diario y asumió la dirección de Chicago, en 1900, por ahí. Y ese diario hoy lo hojeas y tiene una página en que cubre el mundo y Estados Unidos y después empieza con locales. Es un diario de mierda, antes tenía tres mil periodistas y ahora tiene seiscientos periodistas.

—Y está en venta.
Y está a pérdida a pesar de que se achicó. No es negocio. Es un diario que no tiene nada relevante en sus páginas, la gente no lo compra por eso. Tanto el New York Times como el Wall Street Journal tienen ediciones hechas especialmente para Chicago.

—¿Qué paso tienen que dar los medios chilenos? ¿Hacia las tabletas?
Tomarse en serio lo móvil más que las tabletas y entregar experiencias tan buenas como las del papel en las pantallas táctiles. Y lo otro es meterse en las redes sociales. La gente está hablando del periodismo, está hablando de los temas que nosotros sabemos hacer. Tenemos que meternos en la conversación, no puede ser entre ellos nomás. El diario debiera estar en esa conversación, cuando se está discutiendo “Tolerancia Cero” debieran estar metidos los periodistas y los diarios deberían meter la conversación de las redes sociales en sus páginas. Poner Storify de los mejores diálogos, algo se está haciendo. Esto es un poco de lo que yo trato de convencer, que se apropien de la conversación y que se conviertan en un muy buen soporte, que es lo que hace el Huffington Post. Tomás Pollak hacía un comentario, y lo retuitié yo, que los periodistas chilenos no acostumbran a meterse en los comentarios de sus noticias.

—¿Es por miedo?
Yo creo que no lo valoran No les importa, no se dan cuenta de que es gente con nombre y apellido. Al principio los comentarios eran tan tóxicos que valía poco. Si tuvieras una buena conversación ese producto es de calidad, pero tienes que trabajarlo, hay que editarlo, hay que moderarlo. Eso implica costo. Tampoco las empresas han estado dispuestas a pagar por eso. No es un tema solamente del periodista.

—Tu llamado, entonces, es a que los periodistas se involucren en la conversación.
Sí, en vez de pensar en un mundo donde el tema es hacer mensajes de muy buena calidad para ser distribuidos, pensar en un mundo en donde lo que tenemos que hacer son historias interesantes que atraigan la conversación social, que imanten. Tienes que seguir construyendo buenas historias pero que el objetivo de la historia no sea ser distribuida sino que generen conversaciones.

LA DEUDA DE LA VERIFICACIÓN DE DATOS

Para el discurso del 21 de mayo, la Facultad de Comunicaciones de la UC realizó un ejercicio de verificación de datos que fue publicado en su revista Kilómetro Cero. La expectativa de Arriagada es prolongarlo a la campaña presidencial durante el segundo semestre.

Sin embargo, ¿hay interés en los medios por adoptar el formato? El académico de la UC tiene una visión particular del tema: “Lo lógico sería que el medio antes de ponerse a revisar los discursos de la Bachelet debiera revisar su propio trabajo”.

—¿Hay tejado de vidrio?
Sí. ¿Qué autoridad tienes para estar criticando a la Bachelet por un error cuando tu diario está lleno de errores? Y no tienes ninguna vocación, ningún espíritu. Creo que es mucho más inteligente que El Mercurio se concentrara en usar esos recursos en hacer un trabajo de chequeo de su propio trabajo antes de empezar a chequear a terceros. Pero es mucho más rentable y mucho más vistoso cagarse a la Bachelet y decirle que es mentirosa.

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