Opinión

Jugadores inexpertos: la falta de verificación, los tuits de Patricio Navia y la vida privada

Por ~ Publicado el 26 noviembre 2012

Si bien la información tiene su cuota de preminencia para ser difundida, ningún periodista se ha encargado de verificar los dichos de Navia, y menos ir a confirmarla con la fuente principal. Volvemos a la parte negativa que posiciona a las redes sociales como un espacio de conventilleo clásico.

El tuit de Patricio Navia que comparó el caso Petraeus con la situación del Ministro de Transportes. Foto: Puroperiodismo

¿Qué tan fiable son las publicaciones que se realizan en las redes sociales? ¿Con qué criterios se suman estas “informaciones”  a las pautas noticiosas de los medios tradicionales? ¿Por qué un diario da espacio a un posteo que acusa al Ministro de Transportes de un supuesto hijo fuera del matrimonio?

Sobre esta acusación, tuiteada por el cientista político Patricio Navia, quien relacionó el caso de la relación extramarital del ex director de la CIA, David Petraus, con el de Pedro Pablo Errázuriz, se pueden extraer diferentes puntos de debate. Por un lado, el asunto sobre lo fidedigno que puede llegar a ser lo dicho en 140 caracteres –y sus infinitas consecuencias–, y por otro, el contenido mismo de lo publicado en Twitter.

Más que hacerse cargo de denuncias al voleo, es lo rápido que los medios asumen que las publicaciones en Twitter representan algo más importante de lo que realmente es. Si bien es una red social que ha ido ganando prominencia, no hay que olvidar que sigue siendo un medio de unos pocos (alrededor de 4,8 millones de usuarios en Chile), lo que impide hablar de “las grandes conmociones” que se provocan en ella.

Además, los tuiteos no pueden ser tomados a priori como información fidedigna. El periodista debe saber aplicar las misma reglas de reporteo que utiliza para verificar cualquier otra fuente noticiosa.

Al igual que muchas otras situaciones donde “arde Twitter”, podría asegurar que no existe una verificación de la fuente y de lo dicho por esta. Sino, no ocurrirían tantos errores a través de las redes sociales institucionales de los medios de comunicación.

Los tuiteos no pueden ser tomados a priori como información fidedigna. El periodista debe saber aplicar las misma reglas de reporteo que utiliza para verificar cualquier otra fuente noticiosa.

Un segundo punto de análisis sobre los tuits de Navia dicen relación con el contenido de lo denunciado. La nueva paternidad del Ministro –suponemos que con una mujer diferente a su esposa– se plantea como un asunto que repercute en su ética y manera de desempeñar su rol como titular de Transporte.

Y así es. Este ámbito de su vida privada es de interés público –quizás no es un grado máximo, pero lo es. Y esto dice relación con el tratamiento sobre la vida privada, por lo que hay que tener en cuenta ciertas consideraciones previas:

La vida privada no debería ser producto de información per se, ya que es, en palabras del Consejo de Ética de los medios, “el espacio y los objetos así como las conductas que cada persona necesita y desea mantener alejados de los ojos y oídos extraños. Se trata del núcleo de la vida personal, del recinto de expansión y verdadera libertad del sujeto, que éste no acepta compartir con nadie o que comparte con sus íntimos”. Sin embargo, se puede informar sobre ésta con el debido consentimiento de la persona, además de que dicha información sea de relevancia pública.

Pero, ¿qué pasa si esa información tiene relevancia social, y no así la aprobación para ser publicada? Y eso sucede en el caso en cuestión.

¿Es relevante el supuesto “hijo ilegítimo” del ministro Pedro Pablo Errázuriz? Podemos sopesar argumentos.

¿Nos dará el consentimiento para hacerlo? Lo más probable es que no. Entonces, ¿cómo dilucidamos el asunto?

Basándonos en las excepciones para informar sobre aspectos de la vida privada de una persona sin su consentimiento, la relativa al Ministro se asocia a aquella que supone que el conocimiento público de aspectos privados de autoridades políticas, administrativas o judiciales pueda modificar el juicio que la ciudadanía tenga de dichas personalidades.

Y si bien, no afecta directamente su labor, es probable que de ser cierta la información sobre su nuevo retoño, es muy probable que la opinión sobre Pedro Pablo Errázuriz cambiará y se le exigirá mayor transparencia en su actuar. Al menos es lo mínimo que se espera de un alto funcionario público, que si es capaz de mentir en su ámbito familiar, porqué no habría de hacerlo en su trabajo en el ministerio.

Pero tampoco se pueden rasgar vestiduras así como así. Si bien la información tiene su cuota de preminencia para ser difundida, ningún periodista se ha encargado de verificar los dichos de Navia, y menos ir a confirmarla con la fuente principal. Entonces volvemos a la parte negativa que posiciona a las redes sociales como un espacio de conventilleo clásico, en vez de una herramienta para acceder a nuevos datos —la mayoría para ser desechados como futuros hechos noticiosos— que podrían convertirse en materia informativa. Mas, de nuevo Twitter se comporta como un bluff informativo, y los tuiteros como jugadores inexpertos que no saben cómo utilizar sus cartas.

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